El porqué de las cosas

Hagamos una retrospectiva y volvamos a esa maravillosa época, en la que éramos infantes y nos cuestionábamos todo lo que nos rodeaba y mediante un altavoz imaginario, las preguntábamos a todo aquel que quisiera escucharnos, buscando una respuesta más o menos lógica a todas y cada una de nuestras inquietudes.
Pues bien, el tiempo pasa, pero no por ello dejamos de repreguntarnos porqué ocurre una acción y las consecuencia que ello tiene para el futuro…
Ensimismado estaba el pasado domingo en ese pensamiento (las horas daban para ello) con la modorra por bandera (gran parte de culpa, la tuvo el arroz que nos metimos entre pecho y espalda) cuando empecé a cuestionarme por qué siempre utiliza el mismo sistema de juego, sin variar lo más mínimo, a pesar de las circunstancias adversas.
También reflexioné, acerca de los cambios propios y porqué cuando más recursos ofensivos destina el rival de turno (viendo que eres incapaz de cerrar el partido) para igualar la contienda, no decide equipararlo con un número igual de defensores.
Y lo que me pareció más sangrante, cuando decidió mandar un mensaje, a la gente que le habia sacado de las catacumbas deportivas y económicas, no dándoles más minutos de juego, en detrimento de una nueva cara que, a la vista de los acontecimientos, venía «tocada» de su periplo insular y que acabó por romperse, sin tiempo para saborear si es válido para el proyecto o es más un nuevo capricho de los ‘mandamales’ o el DD de turno.
Lo peor de todo, es que, gracias a no haber hecho un examen médico exhaustivo, no han podido comprobar que algo arrastraba y que ahora lo pierdes toda la temporada, por mandarlo a los leones, cuando el propio jugador, dijo que sintió algo más que molestias.
Al final, toca nuevamente confiar en los que habían sido relegados al final de la fila y que tendrán que sacar la cabeza, por alguien que los tenía como las últimas de sus opciones.
A veces los niños, se cuestionan más que los adultos el porqué de las cosas y le dan no una sino mil vueltas. Esto hace que lleguen a la conclusión que cualquier acto, conlleva consecuencias y sino nos preguntamos el por qué lo hacemos, normalmente nos conducirá a errores que nos pueden lastrar decisiones futuras. No hay que ser viscerales y si repensar las cosas.
P.D.- Lo mejor del pasado fin de semana, fue la ocurrencia de la ‘Fan Zone’ y el poder mantener una animada tertulia con los administradores de noches de Blanco y Azul, además de poder disfrutar de la buena gastronomía alicantina y animada sobremesa, con la familia que uno elige.
¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué? Preguntas que buscan respuestas.