Como aseveramos hace aproximadamente un mes, nos estamos encontrando con un proyecto en construcción, que demuestra escasa fiabilidad en determinadas ocasiones, bien sea por disputar jornada lejos de la capital de la costa blanca donde se encuentra excesivamente incómodo o bien sea por no saber encajar los golpes sufridos, que hacen que, a las primeras de cambio, el equipo «bese la lona» cuál púgil.

Éramos conocedores que la temporada, iba a ser dura, por el nivel de los contendientes y por competir en una categoría en la que hacía más de un lustro de la que no formábamos parte.

Lejos quedan las tardes/noches de vino y rosas, en la que nos esperanzamos (eso sí) con un liderato efímero, refrendado con una victoria ante el eterno rival (que siempre ha sido considerado el Real Murcia) y que nos hacía soñar con un futuro halagüeño. Nada más lejos de la realidad.

En este nuevo fútbol en el que todo está más igualado que nunca, en el que con dos victorias pasas a formar parte de los candidatos al elenco de los dioses que se considera la 2ª división (donde se debe estar por historia y por masa social) y que con dos derrotas, perteneces al oscurantismo más lúgubre y estás camino del infierno, retornando a donde ni en la peor de las pesadillas debes volver a caer.

En este nuevo fútbol, en el que se ha demostrado que hay que luchar desde antes de salir del vestuario, hasta el pitido final.

En este, hemos comprobado que los que conseguirán el éxito o el fracaso, será una plantilla confeccionada por la dirigencia deportiva en colaboración con el cuerpo técnico y no un once que se conozca de carrerilla como el fútbol de antaño.

Y eso debemos tenerlos todos claro (los aficionados, socios y los jugadores). El primero, el entrenador, sobre el que ya pende la espada de Damocles, a la espera de un nuevo paso en falso, para cortarle la cabeza deportivamente y es que como bien se conoce, no hay memoria en esto del deporte. Los agradecimientos de hace escasos 5 meses, han pasado a mejor vida, dando paso a la crítica y a una ola de indignación por lo sucedido en estas dos últimas semanas.

En su descargo, es de justicia comentar, que el planteamiento de inicio roza la perfección (últimamente) realizando buen juego o adecuándote al juego rival. Incluso llegando a ponerte por delante o teniendo claras opciones de hacerlo.

Pero ayyyy amigo, con la santa madre iglesia hemos topado, todo espectador con un mínimo de conciencia verá que, en este fútbol, es tan importante el que sale del banquillo y juega 20-30 minutos ‘a muerte’, como el que sale de inicio. 

En esta nueva era, cinco cambios, pueden cambiar el rumbo de un partido fácilmente, si se acierta en el momento en el que tienen que ser efectuados.

Ese desatino es el que está marcando el negro devenir y el borroso porvenir del que toma las decisiones. Aquel que antes era considerado héroe y ahora villano.

Si se hace autocrítica, se reconoce los errores y se pone de su parte, considerando a todos los miembros importantes en pos del objetivo, con una vuelta a la inercia que se llevaba con anterioridad, será todo más fácil y eficaz. 

Para ello debe involucrarse del primero al último, a sabiendas de la dificultad del proyecto, siendo un líder que toma las decisiones justas y correctas en cada momento, con la creencia de que estamos ante un nuevo fútbol (nos guste o no).

¡¡¡ Odio al fútbol moderno!!!