Vaya por delante que el sentimiento de pena, tristeza e incredulidad ha mutado con el paso de las horas en enfado, indignación e ira.

Con el transcurso del tiempo y con la misma celeridad que se contaban las víctimas mortales del área metropolitana de Valencia y de la zona de Utiel-Requena, crecía mi exigencia con aquellos señores y señoras de traje acerca de dar las explicaciones pertinentes sobre lo ocurrido y las medidas que debían haber tomado para evitar dicho cataclismo.

Después de informarme, leer y ver las noticias, descubro apesadumbrado, que existe un memorándum cartográfico sobre las zonas en las que actuar para disminuir el riesgo de inundaciones, pero actualmente no ha visto la luz y se encuentra cerrado bajo llave, ya que nuestros bienamados políticos no lo consideran de suma importancia para la sociedad, debido a que es un proyecto tremendamente costoso económicamente hablando y estos prefieren destinar dichos fondos a otro tipo de proyectos.

De verdad, no sé qué me alucina más, sí la previsión con la existencia de un mapa cartográfico con los posibles problemas a atacar en determinadas zonas o que los políticos hayan ordenado esto y que ahora pasen de esta memoria, no viendo la misma la luz del dia. 

Los cerca de 150 fallecidos, así como sus familiares, les estarán «tremendamente agradecidos» por haber hecho semejante trabajo que jamás ha sido conocido y que si en algún momento se pone en marcha, ellos ya no podrán ni verlo ni disfrutarlo.

Los señores de traje caro, prefieren enzarzarse en situaciones banales y pueriles, con asuntos impropios de personas que deben velar por los intereses del pueblo, antes que trabajar por y para el ciudadano, que en situaciones como las que nos ha tocado vivir de cerca, se siente ínfimo, diminuto, microscópico. 

Son como los niños de una guardería, discutiendo todo el día, con el famoso y …»Tu más».

Lo ocurrido en las últimas 24 horas nos recuerda al ser humano, que todo pertenece a la naturaleza y que somos nosotros los que hemos abordado todo aquello que le pertenecía, tramando su venganza y haciéndonos un daño incalculable, privando de vidas humanas en el peor de los casos o de bienes materiales en el mejor de ellos. Con facturas psicológicas y morales a los afectados, a los cuales les será difícil retornar a la normalidad y olvidar esta situación apocalíptica.

El día después, te levantas con ese orgullo de pueblo. Me explico, con ese sentimiento de ver a conciudadanos tuyos, armarse de paciencia y acudir con todo tipo de herramientas para ayudar en las tareas de limpieza y desescombro. Cargados de víveres y sobre todo agua, para los damnificados, haciendo ese trayecto entre su domicilio en la capital y destino, caminando, ya que es la única forma de acceder.

Como dijo un sabio, hace ya muchos años, sólo el pueblo, salva al pueblo.

Y es que el ciudadano arrima el hombro ayudando de cualquiera de las maneras, donando o incluso ofreciendo sus viviendas.

No quiero dejar de pasar la oportunidad, para decir alto y claro, que no me gustan los políticos, ni un ápice, los aborrezco, los ignoro, los detesto, pero por encima de todo, los sufro y es a ellos, a los que hay que pedir responsabilidades de lo ocurrido. Me da igual el color que tengan, me importan las vidas truncadas por el temporal, por no haber hecho su trabajo de manera correcta. No difamar y engañar, para decir la verdad tarde, muy tarde, cuando era imposible la marcha atrás y por supuesto tomar las medidas oportunas para que desgracias como esta no vuelvan a suceder. Aprendan de los errores. Aunque no sea nada que espere, la verdad.

Para ellos únicamente somos un puñado de votos y se acordarán de nosotros en las próximas elecciones. 

Cuando realmente deberían depurar responsabilidades y explicar por qué no se tomaron las medidas oportunas anteriormente a la crecida de los barrancos, es ahora.

Deberían exigir ayudas entre administraciones y La UME debería estar aquí desde hace horas, ayudando a esa pobre gente, repartiendo aguas y víveres e imponiendo respeto para evitar el saqueo y pillaje.

Sres. Políticos, espero que recaiga sobre su conciencia la cantidad de muertos que han conllevado las medidas tomadas y las que estaban por tomar.

Ahora ya es tarde…

P.D: En mi país la lluvia no sabe llover

o llueve poco o llueve mucho

Si llueve poco es la sequía

Si llueve mucho es la catástrofe

Raimon