Uno de los sueños que tienes como futbolero, es poder ver un partido de tu equipo o selección nacional fuera del territorio patrio, alentando y sufriendo como si te fuera la vida en ello.

Pues bien, en el partido de 1/8 vs Georgia, tuve esa ensalada de sentimientos a lo largo de todo el día, desde que el sol rompió el día, hasta que prácticamente nuestro combinado hizo el tercer gol y prácticamente asegurábamos ya la clasificación ante el anfitrión y uno de los equipos más fuertes en ese momento.

Desde primera hora, la ciudad italiana de Roma, presentaba claro color rojigualdo. Fuimos muchos los que decidimos vestir tales prendas dando colorido a los monumentos cercanos al Coliseo, foro itálico o incluso en el Vaticano (que no está de más pedir ayuda a las fuerzas de arriba, llegado el caso) todo ello bajo la atenta mirada y apoyo de los curiosos transeúntes en su mayoría italianos, a los que acompañaba ese rictus de tristeza por lo acontecido el día anterior.

El día transcurrió con un fuerte calor, que nos hizo ingerir bastantes bebidas de la familia Moretti (los que la conocen, sabrán a que bebida me refiero) a la espera de que retornásemos a nuestro hogar esa semana, el barco.

Llego la tarde sin mayores sobresaltos a la espera de que comenzase el encuentro de España. 

La cubierta principal del crucero, frente a una pantalla gigante, se fue llenando de compatriotas hispanos, que saciaban los nervios y porque no decirlo la sed, con varias cervezas de todas y cada una de las barras existentes.

La escalera de acceso a la piscina, se había convertido en una improvisada tribuna, en la que contemplar las vicisitudes del partido de la selección.

Este lugar se iba a convertir en la curva de animación de la selección y uno de los sitios más demandados, gracias a lo bien que se contemplaban las imágenes.

Italia-Suiza

El que les escribe, en previsión de la dificultad de buscar un sitio que le complaciese, acudió a ese mismo lugar, 24 horas antes, para hacer un examen previo en el encuentro entre Italia y Suiza, camuflado entre seguidores azzurros pudo comprobar la energía y la viveza con la que se trata el fútbol en el país transalpino y como los suizos se hacían acreedores al pase a 1/4 ante la felicidad y sorpresa de un pequeño colectivo (no más allá de 8 pasajeros) del país helvético.

España – Georgia

Entre sorbo y sorbo a la cerveza andábamos para paliar los nervios, cuando con perplejidad contemplábamos el gol de los georgianos, gracias al lío que se habían formado entre Unai y Le Normand.

Gestos de tristeza, cariacontecidos, y miradas perdidas entre los compatriotas patrios, con comentarios despectivos hacia el defensa «asimilado» para la causa….

Hasta que Rubén, un padre de familia, suelta un: «A ver si nos vamos a venir abajo por este golpe, que somos España, carajo», Seguido de varios gritos de animación que trataban de llegar desde aguas italianas a Alemania, «Es-pa-ña», «Es-pa-ña», alentados por una pareja de hermanos, Daniel y Fernando, acompañados por los hijos de uno de ellos, Marcos y Laura, que cada vez con sus gritos, hacían que el ambiente fuese in crescendo, con el colofón del gol del empate previo al descanso.

A partir de ahí, todos conocemos la historia, la selección empezó a realizar el fútbol que le hemos conocido en la Euro, para algarabía y jolgorio de la citada grada, en la que no paraban de realizarse cánticos, favorables a todos y cada uno de los jugadores hispanos.

Entremedias, pudimos vivir uno de los regalos que nos dió la naturaleza, un atardecer de auténtico lujo que guardarán nuestras retinas de por vida.

Atardecer

Me quedo con el colegueo y el ambiente generado por los que vivimos tal acontecimiento a miles de kilómetros de territorio patrio, independientemente de las diferencias de edades de las personas que se congregaron ante la pantalla, del lugar de origen o de la filiación política. Todos a una apoyamos para que España diese un pasito más.  A ver si llega al día 14 julio.

¡¡¡Aúpa España!!!!