La ley de la selva

Desgraciadamente en este mundo que nos ha tocado vivir, no hay memoria. Prima el día a día para lo bueno y para lo malo, dando igual todo lo realizado con anterioridad y el mundo del balompié no es distinto a esa máxima.
¿En qué trabajo que se precie, cumples el objetivo predeterminado por la gerencia y deciden prescindir de ti? Ya os respondo yo a esta cuestión, en ninguno.
Eso es lo que ha ocurrido en el Hércules con las tres primeras bajas que ha decidido dar el club. Los tres dieron todo lo que estaba a su alcance, llegando a disputar algunos encuentros lesionados o sobrecargados, ya que no se disponía de efectivos en su puesto, que los pudieran suplir con ciertas garantías.
Lo que muy pocos saben es que al principio tuvieron que disputar algunos encuentros forzando, a pesar de salir de lesiones complicadas.
De esta situación se enteró el que les escribe, tras «topar» accidentalmente con dos allegados de uno de ellos, en la ciudad deportiva de Paterna. Comentando en la grada, las «penurias» por las que estaba pasando, tras un cambio de impresiones con un seguidor herculano, un tanto «maleducado» (dejémoslo ahí).
Los tres, se han partido la cara para que el club abandonara una categoría que ni por historia, ni por afición le correspondía, siendo parte importante en la consecución del objetivo, disputando más de una veintena de partidos como titulares, dejándose el alma, poniendo el pecho y saliendo a la palestra en primera persona, cuando las cosas no venían bien dadas.
Espero y deseo que me perdonen tanto Alfonso Candelas, «Cande» para los amigos (siempre nos quedará la celebración de Luceros y su broma a la afición) y Diego Lorenzo, pero me quiero centrar en Carlos De la Nava, ya que él ha sido mi jugador fetiche y el que más nos ha llenado, tanto a mí hijo de 11 años (Marcos) como a mí.
Personalmente, me duele la baja de Carlos De la Nava, un jugador que siempre que ha actuado, lo ha dado todo.
Suyos son goles importantes que han dado puntos, reconociéndole también el esfuerzo en perseguir balones imposibles, como el de la consecución del gol del ascenso.
Que aunque muy pocos lo recuerden, para que ese centro y posterior cabezazo se pudiera dar, antes hubo que evitar que se perdiera por línea de fondo y sí, allí estaba él, nuestro espigado protagonista.
La figura de Carlos, generó controversia entre cierto sector del herculanismo al principio de liga, ya que se consideraba que para ser un mediapunta, debía colaborar en más goles y generación de juego.
Esa «animadversión» se fue convirtiendo con el paso de las jornadas en aprecio, entusiasmo y loas hacia su persona.
Ese sector crítico al que nos referimos, comprendió que su juego iba más allá de los goles, destacando, el tesón, la entrega, el esfuerzo y la solidaridad, siendo ese pegamento que une dentro del vestuario y contagia al resto.
Ahora, a pesar tuyo ya que posees contrato en vigor, han decidido que no continues en nuestro «bienamado» Hércules.
Si causó sorpresa cuando se filtró a la prensa el rumor (que como decía García es la antesala de la noticia), que decir cuando se difundió de manera oficial.
Si algo tengo meridianamente claro es que donde vayas, acabarás teniendo un rol importante, pero ni por asomo dejaras la huella que has dejado en la afición herculana.
Con el paso del tiempo estoy seguro que se te valorara en su justa medida.
Solo me queda una última cosa, ya que de bien nacidos es ser agradecidos, quiero darte las gracias por todo, deseándote suerte en tu próximo destino.
¡ Que te vaya bonito Carlos, lo mereces!
Como dijo un sabio, puedes irte de Alicante pero nunca sacaras a Alicante de ti.