El sentiment (Creo en vosotros )
Comenzaré divagando.
Cuando uno es dueño de cualquier cosa, puede hacer lo que le plazca, que
para eso ha invertido su tiempo y su patrimonio en dicho producto. Ahora bien,
si hay algo que no soporto es la falsa modestia y la doble moral.
Y me explico. Cuando tienes un objetivo a la vista, estás obligado a ir de cara a
por el mismo, desde el principio. Ni puedes ni debes hacer una campaña
publicitaria como la que se generó en la ciudad para apoyar al equipo decano
de Alicante, hace menos de un mes.
¿Recuerdan aquello de: «Os toca sentirlo»? Parece ya del siglo pasado,¿verdad?
Cuánta ilusión había en el ambiente y qué pronto se ha esfumado.Se la han
cargado de cuajo. Lo único que han sentido, una vez pasado el momento, es la
butxaca plena, con el dinero recogido de las entradas vendidas en la última
jornada de liga. Ese es el «sentiment» de los dueños y del consejo.
Siguen siendo los mismos, van cambiando según les interesa el juego,
engañando al personal, disimulando cual jugador de póker. Y no han entendido
nada, absolutamente nada, de lo que necesitaba altura de miras, a la hora de
crear una campaña de abonos a precios con sentido común. Ha primado, por
encima de todo, el querer recaudar a costa de perpetrar un atentado
económico contra la afición (sean socios actualmente o posibles nuevos
socios), antes que el intentar llenar la grada, aprovechando la ola buena y las
ganas de Fútbol, en general, y de Hércules, en particular, que tiene la ciudad.
Con esta política de precios han creado un cisma y una guerra civil, entre
socios de primera y socios de segunda. Han obligado a la emigración, a otras
localidades, a antiguos socios que apoyaban desde lugares nobles y que no
pueden permitirse semejante atraco, más en el caso de ostentar el carnet,
varios de sus familiares.
Da la sensación de que para el consejo somos como el famoso proverbio de la
miel y el asno. El refranero español, rico en el léxico, dice: «El fútbol es de las
cosas menos importantes, la más importante». Pero no por ello, te va a llevar a
la privación de otras, al tener que emplear recursos económicos enormes.
Cuando comparas la campaña de abonos, con las de clubs históricos que
compiten en la misma categoría (no se nos olvide, tercera categoría del fútbol
español) compruebas las 1001 diferencias, por un lado, entre un club que
denosta, margina e incluso ignora a su propia afición, ya que su único proyecto
es recaudar dinero a toda costa para beneficio del «mandamal». Sin proyecto
deportivo, más allá de llenar la cartera del propietario. Mientras que, por otro
lado, ojeamos el de un club que desea volver al fútbol profesional y que, para
ello, ha diseñado una hoja de ruta, pensada, relacionada y estructurada en pos
de lograr los objetivos comprometidos.
Por eso, aconsejamos a los del «sentiment» que se deberían golpear en menor
medida el pecho y mostrar ese orgullo de pertenencia que le inculcaron, desde
pequeño, al club de sus amores, tomando decisiones que vayan acorde al
esfuerzo que supone, para el ciudadano medio, abonarse a este club histórico
no sólo en la provincia, sino también en la Liga.
Gracias al abuso de poder, la recaudación será de la renovación de los mismos
socios, con pocas novedades en cuanto al ingente número de nuevos
abonados que se esperaba y se deseaba.
Desgraciadamente, el mensaje y las nuevas vibras que había en el ambiente
tras el ascenso se han perdido en el etéreo. El consejo y, por ende, su máximo
accionista no han entendido la importancia del momento para crecer y que esa
semilla bien regada y abonada creciera para dar el fruto anhelado de Primera
División. No han sido capaces de mirar más allá de su solapa, con la inquietud
de llenarse los bolsillos. Han ignorado la oportunidad y, en un futuro reciente,
se pueden arrepentir.
Las buenas intenciones y los buenos deseos se quedaron en agua de borrajas.
Ayyyy…, ya se sabe aquello: «Del dicho al hecho hay un trecho».
P. D.: Dada la magnitud de terquedad de dichos directivos, dudo mucho que
acepten los consejos y que cambien de opinión. A ellos, les dejaré una última
cita: «El dinero no da la felicidad».
Macho Hércules.